La capilla



La Santísima Capilla de Nuestra Señora del Pilar es un templete barroco alojado dentro de otro templo de mayor tamaño: la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Este singular espacio arquitectónico alberga, entre otras cosas, la famosa imagen de la Virgen y el pilar sobre el que, de acuerdo a la tradición cristiana, esta se apareció ante el apóstol Santiago en el año 40.

Esta capilla existe desde época medieval, aunque durante siglos fue un espacio anexo a la iglesia primitiva. Con el paso del tiempo, ambos conjuntos se unificaron y sufrieron varias reformas; algunas fueron fruto de decisiones meditadas y otras se acometieron por necesidad, como la que aconteció tras el incendio que en 1435 abrasó gran parte de su estructura. Sea como sea, la apariencia de la capilla actual poco tiene que ver con la que había por aquel entonces.



No es hasta bien entrado el siglo XVIII cuando se planifica la construcción de la actual capilla barroca. El proyecto recayó sobre Ventura Rodríguez, que en todo momento tuvo en mente respetar la ubicación original de la columna sobre la que descansa la imagen de la Virgen. Las obras comenzaron en 1754 bajo la dirección de José Ramírez de Arellano y concluyeron en 1765, cuando el arzobispo de Zaragoza consagra el resultado final durante las fiestas del Pilar.

El aspecto de esta capilla es el mismo que puede contemplarse en la actualidad. Se trata de una estructura de gran belleza en la que arquitectura y escultura se dan la mano para formar un conjunto de fuerte armonía y simetría. Este todo se articula sobre una planta en forma de cruz griega rematada por una cúpula elíptica. La decoración del conjunto es sumamente vistosa y en él destacan varios grupos escultóricos.



El principal de estos conjuntos es el que versa sobre la venida de la Virgen y que ocupa el centro de la capilla. En él, la Virgen María acompañada de un grupo de ángeles aparece flotando frente al espectador, anunciando su venida. Con el brazo derecho cruzado sobre su pecho señala a su izquierda, donde se encuentra la columna de jaspe y la imagen de la Virgen del Pilar. Al mismo tiempo, con la cabeza mira a su derecha, donde está ubicado el segundo gran grupo escultórico de la capilla: Santiago y los convertidos, que presenta a la figura del apóstol contemplando directamente la aparición mariana que se desarrolla a su izquierda. En total, las esculturas de la capilla interaccionan entre sí dando lugar a un discurso que contribuye a armonizar el resultado final y soluciona de paso uno de los principales escoyos del conjunto: cómo dar protagonismo al pilar y la imagen mariana sin que estos se ubiquen en el centro de la capilla.



En la parte posterior de la capilla se encuentra el humilladero de la columna. Este consiste en un nicho que acoge un hueco ovalado mediante el cual se accede directamente a una sección del pilar que sostiene a la Virgen. La tradición, presente desde hace siglos, ha convertido este lugar en un punto de peregrinaje al que los fieles acuden para poder besar o tocar la columna.

La Santísima Capilla de Nuestra Señora del Pilar es todo un referente en el arte barroco español. Una joya arquitectónica y escultórica que no hay que dejar de visitar durante cualquier estancia en Zaragoza.