La catedral-basílica



La historia de la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza hunde sus raíces en la leyenda, en la historia según la cual la Virgen María se apareció en el año 40 ante el apóstol Santiago a orillas del Ebro y dejó tras su venida un pilar y la orden de erigir a su alrededor un templo en su honor. No existen pruebas documentales ni arqueológicas de esta edificación, pero el en siglo IX sí que se conoce la existencia de una pequeña iglesia advocada a la Virgen y frecuentada por una de las comunidades mozárabes de la ciudad.



En el año 1118, tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador, la ciudad necesitaba un lugar de culto provisional mientras la mezquita mayor se convertía en sede episcopal. Así, la pequeña iglesia de Santa María Virgen recibe importantes reparaciones por orden del obispo Pedro de Librana. Con el paso de los años, a finales del siglo XII, se decide iniciar las obras de un nuevo templo de apariencia románica que será inaugurado en el siglo XIII. De esta fecha data la primera capilla del Pilar, así como un tímpano que todavía puede observarse en la fachada del actual edificio.



Una nueva reconstrucción tiene lugar entre 1293 y 1515. En este caso, la iglesia adopta un estilo gótico-mudéjar y se construye el coro, con su sillería labrada, y el retablo del altar mayor, obra de Damián Forment. Aun así, el templo pilarista todavía no adquiere su aspecto ni tamaño actual, que es el resultado de una nueva reforma promovida en la segunda mitad del siglo XVII y que concluye en 1730, aunque pocos años después se inaugura una nueva capilla de la Virgen planificada por Ventura Rodríguez. Poco antes de acometer estas últimas obras, en 1675, el templo recibe el título de Catedral.



La apariencia contemporánea del edificio se va completanda con la construcción de varias cúpulas cubiertas por tejas vidriadas en diversos colores. En el interior, ordenado en 3 naves y 7 tramos, se realizan pinturas obra de artistas de la talla de Antonio González Velázquez, los hermanos Francisco y Ramón Bayeu o Goya, cuyos frescos Regina Martirum y Adoración del nombre de Dios todavía pueden apreciarse en la actualidad. Tras años de intensas obras y reformas, el edificio se considera terminado en 1872.



El siglo XX arranca con la declaración de la catedral como Monumento Nacional en 1904 y la coronación canónica de la Virgen en 1905. El aspecto exterior del edifico se completa con la erección de cuatro grandes torres angulares de casi 100 metros de altura. Esta obra concluye en 1961. Entre tanto, en 1948 el papa Pío XII concede al edificio la categoría de Basílica Menor. La apariencia exterior de la nueva basílica se completa en 1969 con la inclusión del conjunto escultórico Venida de la Virgen, ejecutado por el famoso artista aragonés Pablo Serrano.



Durante la Guerra Civil sucede un episodio relacionado con dos bombas lanzadas desde un bombardero republicano y que, tras impactar sobre el tejado del edificio, alcanzaron su estructura sin llegar a hacer explosión. Pese a que la explicación más plausible habla de material bélico en mal estado, el bando nacional no tardó en interpretar este hecho como un milagro. Estos dos proyectiles se exhiben actualmente en el interior del templo.



La Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza es un edificio que ha crecido y evolucionado de manera casi paralela a la ciudad que la acoge. Su perfil, en parte, es el de la misma Zaragoza, ciudad a la que representa y da prestigio con su presencia.



Conoce mejor la basílica a través de una serie de  Vídeos del Pilar.