Sin duda el monumento más representativo de la ciudad. Un edificio fundamental para entender la tradición mariana y uno de los mayores templos barrocos de España. Según la tradición, su construcción se realizó en torno al pilar puesto por la Virgen María cuando esta se apareció, en carne mortal y a orillas del Ebro, ante el apóstol Santiago el día 2 de enero del año 40. La historia documentada del edificio comienza en el siglo IX y habla de una pequeña iglesia que acogía a una de las comunidades mozárabes de la ciudad. Desde entonces, el templo no ha dejado de crecer gracias a las sucesivas reformas que se han realizado en él y que han terminado por dotarlo de su aspecto actual.

De su exterior destacan especialmente sus cúpulas y torres. En el interior sobresale el retablo mayor, la capilla de la Virgen y dos frescos de Goya. Además, el templo alberga el Museo Pilarista y ofrece la posibilidad de ascender a una de sus torres mediante un ascensor.